domingo, abril 08, 2012

infinito


Es una necesidad, un sentimiento, una predeterminación:
El llanto desmesurado, la desesperación más absoluta,
la caricia de la locura y luego, solo oscuridad.
Todo ello desapareció hace un tiempo dejando
quemazón en las cuencas de los ojos y el iris derrotado.
Esa oscuridad que desearía como una esperanza o convicción
en las cuales no sé como creer, olvidé hacerlo por no poder.
Deseo el arrastre.
Estoy desaparecida de combate en una lucha perdida
desde el primer momento contra la vida:
Contra lo que no se puede ganar,
contra lo que no se puede luchar.
Solo deseo que esta nada en la que no sé nadar
me engulla en lo más profundo de un olvido, de lo que alguna vez pudo ser llamado futuro.
Pasan los minutos.
Caen como hachazos en mi miserable desgana,
cercenando con la caída resonante de la aguja el silencio,
cortando a trozos de carne el nudo de una
garganta colapsada de recuerdos esquivados
por los demás órganos.
Las circunstancias me mezclan, me pican, me esnifan
y terminan en un cerebro que no sabe mandar señales
de socorro ni de lamento.

Solo quiero que pare, solo quiero un infinito de nada.

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