domingo, abril 08, 2012

infinito


Es una necesidad, un sentimiento, una predeterminación:
El llanto desmesurado, la desesperación más absoluta,
la caricia de la locura y luego, solo oscuridad.
Todo ello desapareció hace un tiempo dejando
quemazón en las cuencas de los ojos y el iris derrotado.
Esa oscuridad que desearía como una esperanza o convicción
en las cuales no sé como creer, olvidé hacerlo por no poder.
Deseo el arrastre.
Estoy desaparecida de combate en una lucha perdida
desde el primer momento contra la vida:
Contra lo que no se puede ganar,
contra lo que no se puede luchar.
Solo deseo que esta nada en la que no sé nadar
me engulla en lo más profundo de un olvido, de lo que alguna vez pudo ser llamado futuro.
Pasan los minutos.
Caen como hachazos en mi miserable desgana,
cercenando con la caída resonante de la aguja el silencio,
cortando a trozos de carne el nudo de una
garganta colapsada de recuerdos esquivados
por los demás órganos.
Las circunstancias me mezclan, me pican, me esnifan
y terminan en un cerebro que no sabe mandar señales
de socorro ni de lamento.

Solo quiero que pare, solo quiero un infinito de nada.

domingo, enero 29, 2012

11011


He sido vaciada.
He sido golpeada hasta en el subsuelo.
He sido puesta en pie con la caricia de un puño cerrado.
Tantas veces… Tantas que ya no poseo la espera, el lamento y la sangre de unas venas que ya no se derraman por el trayecto repetitivo y apático.
Las creencias por las que ponía el vivir sin el sobre eran la banalidad que desmentía mi cuerpo solo; danzando solo, descomponiéndose solo.
No esperaba menos de nosotros; realmente no esperaba nada.
Dijimos que era por nuestro bien, luego alguien gritó.
Desconcierto en las palabras y una fe maldita.
Te amo tanto que solo podemos curarnos infectando las heridas en el recuerdo.
Nos colocamos, nos emborrachamos y nos apiadamos en silencio dentro de la vanidad más protectora en el mismo instante.
Nos damos tanta pena que hasta la pena se aflige, siente aversión y se remedia en el silencio más vergonzoso.
Somos y creamos un predominio personal tan vasto que parece, mi vida, hasta una broma pesada.
Nos destruimos antes de crear.

Creo en lo que desconozco; creo en .

X

viernes, octubre 28, 2011

Seis veces nada.


Es el hexágono dicen,

de –una- cabeza desdoblada,

-dos- de un caos incorpóreo

que –tres- veces yace incompleto

en –cuatro- paredes de

la habitación dejada.

A las –cinco- espera

que las –seis- respuestas

no tengan salidas

sino son supervivencia

en alguna esquina.

Es el queroseno mental,

mi leche materna.

Ansío la cadera estrecha

negociándola por la

sangre de una amapola

que cae hacia abajo

y empapa el individuo.

Con impaciencia deseo,

el llanto acompañado,

el que va venoso.

Puede ser con lo etílico,

o unos dedos amarillentos.

Cada una de ellas,

siempre es -menos.

Solo me sigue quedando,

algo que ni ocupa un espacio.

Se compara con el regalo

de alguna estrella,

una que ya está muerta

u otra que tiene vergüenza

de llegar a ser –seis- veces nada.