lunes, febrero 21, 2011

7.


Felicidades.

Mujer. Mujer feliz.
Te has dado cuenta dónde reside siendo intelectual.

Paras en el largo camino.
Ya no pides la cuenta en la congoja.

Eres completamente una mujer.

En el viernes excesivo tienes la interprete blanca.

La máscara de pestañas en cien almohadas.
50% querían más.

La felicidad se encuentra en un hijo de puta concluyente.

Te has dado cuenta que las carreras de las medias
- no tienen valía.

En la rambla ya no hablan de los besos que has endeudado.

Banal es encontrar ‘bien-estar’ en resignación.

Débil te escribirán.
Para entonces: aprende guitarra.

jueves, febrero 17, 2011

Seré colilla.


Muero entre los sueños que sueños serán, aquellos que nadie me enseñó a soñar, aquellos que nadie me dijo que los sueños... sueños son. Que solo valen para creer que duermes cuando todo lo demás, parece irreal.
Y es que, soñando me quedé, incluso cuando dormía...
Ya no diferencio de lo que puede parecer real, porque ni de lo que yo piense puedo fiarme.
Entre meretrices en las esquinas de los moteles de mala muerte, las jeringuillas con la boca abierta entre la arena de un parque infantil y la sangre acumulada bajo el ojo de una madre, del ego de una mujer. Las bocas retorcidas, supurando sinvergüenza de exprimir tanto las palabras.
Todo esto, quizás, sueños sean y que ni los propios sueños que creo imaginar sean producto de mi imaginación, tal vez de otro… A todo eso, se habrán dado cuenta que no tengo ni voz ni voto: En nada; Entonces y por ahora, solo para terminar los comienzos de los sueños que van dentro de otros.
Tanto la ética y la moralidad sin aire, es todo producto de un fulgor imaginativo, ilusorio… Mío.

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Benditos sean mis caminares si voy con una escopeta por la calle ancha y las balas al final de mi cuello uterino.
Solo sabré gritar –¡Que nadie ose a despertarme!-.
En un futuro cercano, decir "hola" de nuevo a la cordura estará muy lejos de este campo de heces.

sábado, febrero 05, 2011

Gris.


Gris. Gris todo el tiempo.
Es el color que hay debajo de mi piel, de las cosas que observo;
De esta noche, del dolor de la masa… Gris;
De las entrañas frías. Congelan todo mi cuerpo y apenas puedo soltar una voluta de humo por la boca -sería gris-.
¿Alguna vez existió en estas manos el color del verano? ¿Algo que no fuese expulsado?
Percibo como todo decrece y en cuerpos ajenos se expande.
El olor a asfalto. Miles de pies y la lluvia chocando en un paraguas lisiado.
El mundo cambia en un estado continuo de hipótesis.
Nunca verdad. Nunca un hecho. Todo lo que nace, se pudre como el primer día.
Cojo la cafetera que ha empezado a pitar. No tardará en cambiar su estado caliente.
Siento la garganta espesa. Si hablase ahora, mi voz sería metálica, amarga…
Parece que haya un latón lleno de guijarros.
Pienso en la palabra libertad mientras intento dejar un poco de espacio en la taza para algo de leche.
Li-ber-tad.
No es algo imaginario. Se podría sentir en el gusto y en las fosas nasales. Eso dicen.
No, no lo es…
y yo, pasados los años sigo sin comprender como no comprendo ni mi sombra, ni el trémulo de mi corteza sedienta.
No seré libre. La libertad está escrita, impuesta, resuelta.
Es gris.
Todo tiene su títere y la cabeza debajo de la cama.
No podría salir de mi cuerpo, no puedo sentir la libertad por elección. Es escoger entre una cosa u otra y con
“fortuna”… Varias.
Tantas elecciones predeterminadas… ¿Dónde se basa? ¿En el poder de decidir?.
(Ahora viene la hipótesis, la guinda para mi café a falta de galletas); Y si yo no quiero esto ni aquello. No pretendo recordar ni aspiro dejar de recordar. Ni vosotros. Ni huir, ni quedarme. Ni saber de*, ni estar sin mí. No deseo pederme completamente, estar fuera de mis facultades esenciales y no, tampoco es mi elección. Ni falsa fe, confianza, esperanza (perpetuo desorden). Ni acabar gris del todo. Del color de la nada, de mi pecho, mi nacimiento, mi edén y mi demencia; Gris.
He encontrado lo más cercano a estar en paz antes del mortis en la miseria de saber que es lo único que sé.
La libertad se basa pues, en el poder de elección entre una cosa u otra. Entre cosas predeterminadas. Entre cosas que no tienen más base. No tienen… nada.
Me siento gris por no llegar a ser negro. Gris porque no puedo decir un “basta” sin pretender ser más de lo que puedo parecer a esa gente que viene después.
Ellos dirían: ‘Esa chica ya lo tenía todo perdido’ y alguien escribiría un poema insulso donde se mencionaría el escepticismo y la frustración 10 veces por lo menos.
(Qué menos).
Gris es la tinta que abro de piernas en los folios;
Me siento gris en las notas rotas de una guitarra sin cuerdas.
Mis pulmones no saben lo que hacen. (Por eso son grises).