martes, septiembre 13, 2011

Ansie-(dá)


Podría jurarlo si fuese creyente. La desgana es mi mayor enfermedad actual. De ella soy esclava, de ella y del nudo insufrible de mi garganta. Siento repulsión por lo más insignificante. Sobre todo si es esta ciudad. Su pestilencia es devastadora; las ratas disfrazadas de gente y hasta lo que parece hierba en realidad es excremento de perro.

La comida de los gatos callejeros se descompone entre moscas pegajosas que van junto a los cubos de basura colmados desde de la mañana y desprendiendo un hedor insufrible. Los desagües están a reventar, mi vida ha reventado y yo camino por ella como si supiese que puedo salvarla de alguna manera. Mi rostro está conforme incluso con una patada en la boca del estómago (si me la propinase algún hijo de puta ahora mismo). Parece que desde hace meses alguien ha soltado las últimas tuercas que quedaban sujetas y se ha marchado sin intentar sorprenderme.

Podría sentirme más sola sino me acompañase la vida para recordarme que tengo junto a mí la soledad más destructiva, la que aprendió a crear para destruir cuando solo encontraba vacío. ¿Qué se puede esperar cuando no se espera nada? Cuando has dejado tu camino a la confusión del transcurso de los días y a tu tiempo pudriéndose entre las manos húmedas y dejadas de lucidez.

No hay nada más acabado que alguien que ha escrito para sobrevivir ya no pueda hacerlo porque dejó de sobrevivir.

No hay nada más doloroso que mi arte frustrado sea hojas en blanco durante horas de temblorosa ansiedad; ansiedad que cercena mi ser.

1 comentario:

  1. Cuando ya no se espera nada, cuando todo se cree acabado, náufrago en un páramo de silencios y soledad. Cuando apenas queda el recuerdo de otros tiempos ya olvidados, cuando solamente queda la voz y ya no hay palabras, sólo, y absolutamente, eso... Está todo por ganar.

    Es difícil mantener la vida en constantes, de someterse simplemente a las inclemencias de las efímeras agujas del reloj sin hacer caso a aquello que nos rodea o que creemos necesario para dar el siguiente paso. Hay gente que se empeña en permanecer inerte y ver como sus ojos cansados acaban sometiéndose a lo inevitable. Tener todo perdido, estar acabado, es una excusa excelente para llegar a lo más alto, para ser tú el único autor de tú vida. Una hoja en blanco puede ser el principio de una historia, o de un retrato en blanco y negro en el que el lunes no es más que un apéndice del domingo...

    Me alegra que hayas vuelto, echaba de menos tus tediosas palabras que tanta alegría me inspiran.

    Saludos.

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