jueves, febrero 17, 2011

Seré colilla.


Muero entre los sueños que sueños serán, aquellos que nadie me enseñó a soñar, aquellos que nadie me dijo que los sueños... sueños son. Que solo valen para creer que duermes cuando todo lo demás, parece irreal.
Y es que, soñando me quedé, incluso cuando dormía...
Ya no diferencio de lo que puede parecer real, porque ni de lo que yo piense puedo fiarme.
Entre meretrices en las esquinas de los moteles de mala muerte, las jeringuillas con la boca abierta entre la arena de un parque infantil y la sangre acumulada bajo el ojo de una madre, del ego de una mujer. Las bocas retorcidas, supurando sinvergüenza de exprimir tanto las palabras.
Todo esto, quizás, sueños sean y que ni los propios sueños que creo imaginar sean producto de mi imaginación, tal vez de otro… A todo eso, se habrán dado cuenta que no tengo ni voz ni voto: En nada; Entonces y por ahora, solo para terminar los comienzos de los sueños que van dentro de otros.
Tanto la ética y la moralidad sin aire, es todo producto de un fulgor imaginativo, ilusorio… Mío.

_________
Benditos sean mis caminares si voy con una escopeta por la calle ancha y las balas al final de mi cuello uterino.
Solo sabré gritar –¡Que nadie ose a despertarme!-.
En un futuro cercano, decir "hola" de nuevo a la cordura estará muy lejos de este campo de heces.

1 comentario:

  1. Calderón de la Barca dice, en su obra “La vida es sueño”, al final del segundo acto:

    "(…)
    y en el mundo, en conclusión,
    todos sueñan lo que son,
    aunque ninguno lo entiende.

    Yo sueño que estoy aquí
    de estas prisiones cargado,
    (…)
    ¿Qué es la vida? Un frenesí.
    ¿Qué es la vida? Una ilusión,
    una sombra, una ficción,
    y el mayor bien es pequeño;
    que toda la vida es sueño,
    y los sueños, sueños son."


    El problema, o fortuna, de los sueños es el hecho de que son confusos e ilusorios pero a la vez parecen, o son, tan reales y tangibles que nos es imposible distinguir esa translucida línea que delimita y separa la realidad de la ficción.

    Creo que detenernos en los sueños y no hallar la realidad de estos, empeñándonos en la búsqueda de axiomas y principios determinantes pero exentos de base alguna, no es la solución de nuestros días, ni, por supuesto, de nuestras noches.

    Muy bueno este escrito, como siempre. Es un placer poder leerte cada día con más asiduidad y cercanía. Un abrazo.

    PD: el color intachable del matiz de tus venas es la más bella oscuridad que he podido presenciar hasta mis días… y dudo poder superarlo.

    ResponderEliminar