Me encontraba tirada en la cama. Había puesto algo de música. Algún disco nuevo de algún grupo que escuché hace tiempo. Vaciaba lentamente mi tercera cerveza. Tenía la boca pastosa y el estómago no cesaba en su intento de querer decirme algo. Lagrimeaba por el cansancio y recogía los ingredientes con la yema de mis dedos fríos; a su vez, frotaba el surco que había dejado las gafas después de leer hojas repletas de palabras amontonadas. Palabras con letras que faltaban constantemente en las frases y con frases que no tenían sentido a simple vista por palabras que se repetían dos veces. La tinta, a pesar del tiempo de impresión, parecía que se corría a cada lengüetazo seco que daba para continuar. Era, al fin y al cabo, otra noche cualquiera en la misma habitación de siempre con una vida no del todo cómoda ni del todo ahogada. La diferencia se hallaba en las imágenes que se adherían en mi cabeza; las de una sonrisa afligida con unos dientes que, cuando se mostraban, me acariciaban sutilmente el ánimo. Sus ojos cansados y abatidos. Sus ojos, angostos en ocasiones. El movimiento zic-zac de una silueta nerviosa. Recuerdo, como si fuese ayer, como si visualizara un póster invisible en el techo o en las paredes, su nariz, amasada sin intención de ser arte pero, si indiscutiblemente algo cercano a la perfección subjetiva. Me habían robado los comentarios que antes, solía hacer yo. Todo se debatía en un estado recíproco. El miedo era tan insospechado, tan templado que, me había dejado llevar de forma ligera. No había cuestiones de por medio ni respuesta alguna a nada. Me absorbía el no saber más que el estar porque ni de ello, estaba segura. Pegué un último trago y encendí un cigarro a escondidas. El disco se había repetido. Apagué la luz de la lámpara y se hizo la oscuridad. El humo, tan espeso, se fundía con ella y percibía su movimiento sin hacer apenas esfuerzo. Perdí la cuenta pasadas las dos horas de las vueltas que había dado buscando alguna pose agradable. Había cesado en el intento de relajar mi pulso, en respirar con más tranquilidad. Mañana, es otro día con una cama que hoy, me parece demasiado grande.
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